Diarreas: ayuno? dieta? qué hacer?


Hace ya más de 80 años que se demostró que la diarrea se cura sola y que el ayuno o la dieta astringente únicamente la empeoran. Lo más adecuado es tomar muchos líquidos para no deshidratarse.

En España está muy extendido el mito de tratar la diarrea con una dieta especial, llamada dieta astringente. Aunque existen muchas versiones, básicamente se trata de no tomar más que líquidos (habitualmente agua de arroz) durante 24 horas y luego tomar solo arroz y zanahoria hervida, a lo que poco a poco, en días sucesivos, se añade el plátano maduro, la manzana, el pescado hervido, el pollo cocido o a la plancha... Sin embargo, la diarrea se cura sola en unos pocos días, siempre y cuando el enfermo se mantenga bien hidratado y bien nutrido durante ese tiempo.

Rehidratación oral

Si podemos evitar la pérdida de agua, sales minerales y nutrientes, la diarrea (varias deposiciones líquidas y abundantes al día y a menudo acompañadas de vómitos) se convierte en un problema sin importancia: no poder alejarse mucho del lavabo y gastar más papel higiénico (o más pañales) de lo habitual.
Para evitar la deshidratación, el niño necesita agua y sales minerales. En las farmacias venden unos sobrecitos de sales de rehidratación que se disuelven en agua (hay que leer muy bien las instrucciones y poner la cantidad de agua adecuada). Contienen sal, azúcar, potasio y bicarbonato (o algo parecido) en la proporción adecuada. No se debe preparar la fórmula en casa, porque una proporción inadecuada puede tener terribles consecuencias.
Hay que ofrecer al niño líquido con frecuencia. Aunque vomite, hay que seguir dándole de beber. Si toma 100, aunque vomite 80, le han quedado 20 dentro. Pero si bebe 0, le quedan 0 dentro (y aún es posible que además vomite). Si la diarrea es tan aparatosa que hay que llevarle a urgencias, debe ir bebiendo por el camino.

Alimentación normal

Mientras se espera a comprar el suero oral o si el niño se niega a tomárselo, hay que darle agua para evitar la deshidratación y necesita comer para prevenir la desnutrición y curar la diarrea. En la diarrea (normalmente causada por algún virus), la mucosa intestinal se destruye y hay que reconstruirla. Son muchos metros de intestino; hacen falta proteínas, grasas y otros nutrientes para conseguirlo. El ayuno impide la curación y alarga la diarrea.
Si el niño toma el pecho, conviene seguir dándole pecho, sin interrupciones, cuanto más mejor. Tiene la composición ideal para rehidratarle. Si la diarrea es abundante, además se le ofrece el suero oral después de las tomas.
Si el niño toma el biberón, debe seguir tomando la misma leche y a la misma concentración (no más diluida). No es bueno cambiar a una leche especial a menos que lo recomiende el médico. Y tampoco conviene darle arroz o zanahoria, si no los tomaba antes. Es mal momento para introducir nuevos alimentos.
Si el niño come otros alimentos, hay que seguir dándole lo mismo que comía antes. Como no tiene apetito habrá que ofrecerle a menudo, sin forzar, los alimentos que más le gusten. Ahora media galleta, ahora un mordisco de plátano, ahora tres cucharadas de lo que sea... No hace falta que coma arroz blanco, se curará igual con paella, macarrones con tomate o un bocadillo de chorizo.

Tratamiento farmacológico

Para algunos gérmenes concretos es conveniente un tratamiento antibiótico, pero habitualmente hay que hacer primero un coprocultivo (cultivo de heces).
Los antidiarreicos suelen ser derivados opiáceos, como la loperamida, que paralizan el intestino e impiden que la diarrea salga al exterior. Pueden ser útiles en adultos que tienen compromisos ineludibles. Pero pueden resultar muy peligrosos en niños pequeños. Jamás hay que usarlos sin prescripción médica.
Los fármacos a base de microbios para repoblar la flora intestinal son muy poco eficaces. En unos días se curará sin necesidad de tomarlos.
La incidencia de las gastroenteritis y diarreas por rotavirus durante los dos primeros años de vida es muy elevada. De hecho, la mayoría de las gastroenteritis están producidas por rotavirus. Existe una vacuna que inmuniza contra este virus y que aunque no está incluída en el calendario de vacunas infantil, puede ser recomendada por el pediatra si lo considera oportuno.

Autor: Carlos González, pediatra

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