Caídas y golpes.


Ante las numerosas caídas de un niño se le suele consolar echando la culpa al objeto que ha causado su dolor. Es decir, el niño que alegremente gatea por la casa y al pasar cerca de una silla se golpea la cabeza, para calmarlo se le suele echar la culpa a la silla. El padre, la madre o educador le pega a la silla mientras le dice "mala, mala y mala porque has hecho daño a mi niño".

El niño es responsable de sus caídas y golpes.

Con esta reacción por parte del padre o madre se le está enseñando al niño que no es responsable de sus caídas y que la culpa de que se haya hecho daño es de los demás: de la piedra que estaba en medio del camino, de la silla por ser tan dura, de la puerta que estaba cerrada, del escalón que era muy grande, de la bicicleta, etc.

Por el contrario, ellos sí son responsables de su cuerpo, del lugar que escogen para caminar, gatear, saltar, de si lo hacen con atención y cuidado o con distracción y descuido, de si introducen la mano o los dedos en un lugar peligroso (como las puertas de casa o del coche), etc.

El niño puede aprender a no hacerse daño la próxima vez.

Para que vayan aprendiendo a saber cuidar de ellos mismos y a ser responsables de sus actos, ante sus golpes el mensaje que seguro les ayuda es: "no has visto que la silla estaba cerca ¿verdad?. Claro, la silla está muy dura y tú le has dado con la cabeza. Te doy un beso para aliviar tu dolor y ya verás como otro día aprenderás a tener más cuidado para no hacerte daño".

Seguramente la silla mañana seguirá estando en el mismo sitio, pero el niño ya sabe que él puede hacer mucho para no volverse a hacer daño. Su padre o madre le acaba de transmitir el mensaje positivo que "depende de él" y que seguro que "aprenderá a no hacerse daño en otra ocasión".

El niño aprende que su bienestar también depende de él.

Con esta actitud de confianza y este mensaje les enseñamos a los niños desde bien pequeños que ellos son responsables de sus caídas y golpes, de sus actos, de sus elecciones y de la manera de llevarlas a cabo.

Así que, como responsables, cuando se encuentren ante un pequeño accidente (cortarse con las tijeras, caerse de la bici, tropezarse, etc.) podrán tomar medidas para la próxima vez hacer la misma acción pero seguramente con más prudencia, más cuidado o más atención. Están aprendiendo que su bienestar también despende de ellos mismos.

Cristina García

Pedagoga, educadora infantil y terapeuta gestáltica

10 formas divertidas de favorecer el aprendizaje de tus hijos


1. Rompe moldes, literalmente. Deja de comprar cajas con artilugios que prometen resultados espectaculares para aumentar la inteligencia del niño. En lugar de eso, déjate guiar por el propio niño. Tómate tiempo para observar qué le interesa, y podrás empezar a ver tu entorno de una forma nueva.
2. Organiza un viaje a tu propio jardín o al parque de al lado. Es estupendo salir a visitar una granja o al zoo, pero no hace falta ir tan lejos para despertar el cerebro de tu hijo. Los niños reciben una gran cantidad de estímulos intelectuales en su propio jardín o en el parque del barrio, donde pueden ser testigos del milagro de las briznas de hierba que se mecen con el viento, con las casas que construyen las hormigas, y toda la abundante vida que bulle en el suelo y la vegetación.
3. Fíjate en los números: están por todas partes. Igual que puedes ver rectángulos en los edificios, o círculos, triángulos y hexágonos en las señales de tráfico, los números están por todas partes y aparecen a cada paso en la vida de los niños. Cuando el niño reparte las patatas fritas con sus amigos, o comprueba que hay suficiente pastel para todo el mundo, está aprendiendo matemáticas.
4. Anima al niño a aprender el sentido de los números en su contexto. Todos aprendemos mejor cuando aprendemos algo significativo. Un niño aprende más sobre el valor del dinero si tiene la oportunidad de ganarse unas monedas en un puesto de refrescos, y ve qué puede comprarse con ellas, de lo que nunca aprenderá haciendo fichas.
5. Enséñale a tu hijo que leer es divertido. Si compartes tu entusiasmo por la lectura y el niño te ve absorto/a leyendo un libro o un periódico, le estarás mostrando de forma indirecta la importancia y el disfrute de la lectura.
6. Practica la lectura dialógica. No basta con leerle al niño. Pídele al niño que piense en un final distinto, hablad del libro desde su propia experiencia.
7. No insistas en que hay una sola manera correcta de hacer algo. Si tu hijo encuentra una solución nueva para un problema,¡fenomenal!
8. Permite que tenga tiempo y espacio para sí mismo. A veces los niños necesitan desconectar de los amigos y estar a su aire. Puede parecer como si no estuvieran haciendo “nada”, pero en realidad cuando “no hacen nada” también están aprendiendo muchísimo. Los niños necesitan poder ser espontáneos.
9. Deja que tu hijo lleve la batuta. Si jugáis juntos y tú participas controlando demasiado el juego, el niño perderá interés y tú habrás perdido la oportunidad de permitirle imaginar y crear.
10. Apúntate a la diversión. Unirse al juego de los niños puede ser el mayor reto al que los padres se puedan enfrentar. ¡Pero merece la pena!

Fuente: Crianza Natural

Carnaval todo los dias

Los disfraces hecho por mami en casa son un buen recurso educativo para los niños y por lo tanto, merecen un tratamiento especial. Actualmente hay una gran temática de disfraces, tantos, que ni el niño sabrá de qué disfrazarse, pero también existen opciones, como la de elaborar un divertido disfraz Es bueno que los niños se impliquen en sus propias cosas, y nada mejor que elaborar su propio disfraz para que los pequeños disfruten, incluso antes de que hayan empezado los Carnavales. Si de lo que se trata es que el carnaval tenga un significado especial para tu hijo, nada mejor que elaborarlo juntos.

Será una labor interesante e importante para el desarrollo del niño, trabajo individual y colectivo. Es importante que el niño exprese sus deseos en cuanto al disfraz. Al final, será él mismo, el que lo va a usar.tampoco se trata de elaborar algo muy complicado, sino algo sencillo y bonito, pero sobre todo, que el niño vaya a disfrutar.

Aquí les damos algunas ideas para difrazalos a los mas bebes:


Payaso: este es muy fácil y cómodo, solo debes pintarle la carita, con algún pedacito de tela le hacen un moño o bien una corbata, le pones la ropa de siempre ( pantalon y chandal ) y con tela le haces los tirantes que cocerás a los pantalones.





indio: aquí necesitamos hojas de colores para hacer la vincha y las plumas, la carita se la pintas, y le colocas collares que puedes hacer con papeles de colores recortados y pones un cordón.



florcita: busca una bolsa de reciduo color verde recorta arriba para la cabeza y los costados para las manito, con la cartulina recorta pétalos pegado en un elástico que ira en su cintura, pone muchas florcitas en la cabeza, hechas de papel y colocadas en travitas o gomas de pelo, pinta le la carita que es lo mas divertido de muchos colores.



Cosas útiles


Cuando una está embarazada más si es la primera vez, nos informamos de las cosas que necesitaremos para el cuidado de nuestro bebé y para el posparto nuestro. El mercado nos ofrece una cantidad de cosas que nunca nos habíamos imaginado. Muchas veces nos crea la necesidad. Entonces llega el gran día, pasa el tiempo y nos damos cuenta de que muchos de esos objetos en realidad, no nos eran ni necesarios ni útiles.

Por el contrario, seguramente hay otros que nunca los tuvimos en cuenta, pero fueron los “básicos” que no dudaríamos en aconsejar a cualquier futura mamá.

A modo de ejemplo, os presento cinco productos que resultaron poco útiles y cinco que agradezco haber tenido a mano.

Los poco aprovechados:

  • El esterilizador: Al principio quieres que todo sea impoluto, luego te das cuenta que lavando bien las cosas no hay peligro de contaminarse.
  • El saquito de dormir: Para que no tomen frío, porque de noche se destapan. Nada mejor que un buen pijama.
  • La lámpara “quitamiedos”: ¿Y si mejor se acostumbran desde bebés a dormir sin luz?
  • El calienta biberones: Si tenemos microondas nos arreglamos igualmente. ¡Si damos pecho, no necesitamos nada más!
  • El babero-delantal: La propuesta es interesante, pero los niños se agobian un poco. Mejor un babero bien largo.

Los indiscutibles:

  • El sacaleche: Si es eléctrico mejor, es más cómodo. No pasa nada si es de segunda mano, se lava bien y listo. Las bolsitas colectoras son perfectas, se enganchan en el sacaleches y luego puedes congelar y descongelar tranquilamente.
  • Una mochila portabebé o bandolera: ¡Mucha más libertad que con un cochecito! Y dentro de casa, el bebé tranquilo y las manos libres.
  • Un foulard: Ofrece más variantes que una mochila, se puede usar desde el nacimiento ¡incluso se puede dar el pecho!
  • Un muñeco musical: Es genial ver la carita que ponen los bebés cuando escuchan la suave música. Luego aprenden a tirar solos de la cuerda y les encanta!
  • El alimentador antiahogo: Muy útil para dar la fruta, además, sirve para que los bebés muerdan. Cambiando las redecillas y manteniendo la higiene, es una opción a las papillas.

Estos son ejemplos. ¿Queréis compartir vuestra experiencia?

(Silvia)

Las rabietas



Que es una rabieta?


Alrededor de los dos años (puede variar según el niño) la supervivencia del niño está ya más garantizada (se desplaza solo, puede comer casi de todo y con sus propias manos, es autónomo en sus actos más vitales ….) y la naturaleza (¡que sabia que es!) tiene otro plan para nosotros: si al principio era “apegarnos” para sobrevivir, ahora nos prepara para la independencia (pensad que sin
independencia no crearíamos una familia propia, y eso es básico para el plan reproductor de la naturaleza). La independencia y autonomía es un largo camino que se va adquiriendo con la edad y a estas edades empezamos de una forma muy rudimentaria.
¿Cómo hace el niño para manifestar su independencia?
Pues dada su edad es una estrategia muy simple: consiste solamente en negar al otro. Su palabra más utilizada es el “no” y es fácil de entender porque, negando al otro, empieza a expresar lo que él “no es” porque aún no sabe realmente lo que “es”.
Intento explicarme mejor: ¿Cómo se yo (niño) que soy otro y puedo hacer cosas diferentes a mis padres? ¡Pues llevándoles la contraria!. Puede que aún no tenga claro lo que voy a ser pero así sé lo que no soy: yo no soy mis padres, por lo tanto ¡soy otro!.

El único problema para los niños, es que les conlleva un conflicto emocional importante porque como los padres no entienden lo que pasa y normalmente se enfadan con ellos, los niños notan que se están enfrentando a los seres que más quieren y eso les provoca una ambivalencia de sentimientos. Eso, nada y más y nada menos son las famosas rabietas: una lucha interior entre lo que debo hacer por naturaleza y una incomprensión de mis padres hacia tales actos que me provocan unos sentimientos ambivalentes y negativos.
Esa ofuscación entre querer una cosa, no entender lo que pasa y el rechazo paterno, es la fuente de la mayoría de las rabietas.
Por eso lo mejor es dejarle claro que haga lo que haga siempre le queremos y le comprendemos, aunque a veces no estemos de acuerdo.

Muchos padres viven esta etapa con mucha ansiedad porque piensan que es una forma que tienen sus hijos de rebeldía, tomarles el pelo y desobediencia.
Nada más lejos. En estas conductas del niño no hay ningún sentido de “ponernos a prueba” ni hay ningún juego de poder entre medio (bueno a veces los padres sí que se lo toman como tal, pero el niño nunca pretende “desafiar” al adulto, solo hacer cosas diferentes a sus padres).
Si el niño lleva la contraria a sus padres es para comunicarles algo muy importante: “¿lo ves?, me hago mayor. ¡Yo no soy tú!. Puedo querer, desear y hacer cosas que tu no quieres”.

¿Qué hacemos ante una rabieta?

La mejor manera de superar las rabietas la resumo en cinco puntos:

1- Comprendiendo que el niño no pretende tomarnos el pelo. Esta simple convicción hará que seamos más flexibles con ellos ( y por lo tanto se evitan muchos conflictos). Solamente pretende mostrarnos su identidad diferenciada.

2- Dejando que pueda hacer aquello que quiere. “¿Y si es peligroso o nocivo?”- Me preguntareis-. Evidentemente lo primero es salvaguardar la vida humana, pero los niños raramente piden cosas nocivas. ¿saben lo más peligroso que me pidieron mis hijos cuando eran pequeños? ¡ir sin atar en la sillita del coche!. Evidentemente les dije que no, y no arrancamos hasta que estuvieron convencidos, pero no me han pedido nunca nada tan peligroso. Bueno, una vez mi hijo mayor cogió una pequeña rabieta porque quería un cuchillo “jamonero”, pero la culpa era más mía por dejar a su vista ( y alcance) un cuchillo de tales dimensiones, que él por pedirlo. ¿no?
El hecho de que quieran llevar una ropa diferente a la que nosotros queremos puede que atente contra el buen gusto, pero raramente atentará contra la vida humana. Lo mismo pasa con alguna golosina o con otras cosas. Si usted es un padre que vigila que el entorno de su hijo sea seguro, es difícil que pueda pedir o tocar algo nocivo para él. El hecho de el niño pueda experimentar el resultado de sus acciones sin notar el rechazo paterno hará que no se sienta mal ni ambivalente (y, de paso, evitamos la rabieta).

3- Evitando tentaciones. Los comerciantes saben perfectamente que los niños piden cosas que les gustan (por eso en los grandes supermercados suelen poner chucherías en las líneas de caja) ¿Acaso pensaba que el suyo es el único niño que montaba en cólera por una chuchería?. Si su hijo es de los que pide juguetes cuando los ve expuestos o chucherias si las tiene delante ¿Qué espera?. Intente evitar esos momentos (no se lo lleve de compras a una juguetería o intente buscar una caja donde hacer cola que no tenga expositor de juguetes ni dulces) o pacte con él una solución (“Cariño vamos al super. Mamá no puede estar comprando cada día chuches porque no son buenas para tu barriguita, así que solo eligiremos una cosita”). Si los
mayores nos rendimos muchas veces a una tentación (el que esté libre de pecado que tire la primera piedra) ¿Por qué pensamos que un niño puede contenerse más que nosotros?.

4-Podemos expresar nuestra disconformidad, pero no atacamos la personalidad del niño o valoramos negativamente su conducta. Es decir, mi hijo no es más bueno o malo porque ha hecho una cosa bien o no. Mi hijo siempre es bueno, aunque a veces yo no le entienda o no me guste lo que ha hecho.

5- Las rabietas se pasan con la edad. Es decir, llega un día en que el niño adquiere un lenguaje que le permite explicarse mejor que a través del llanto y las pataletas. También llega un día en que sabe lo que “es” y “quiere” y lo pide sin llevar la contraria a nadie. Llega un momento en que, si no hemos impedido sus manifestaciones autónomas y de autoafirmación, tenemos un hijo autónomo, que sabe pedir adecuadamente lo que quiere porque ha aprendido que nunca le hace falta pedirlo mal si su petición es razonable.
¿Cómo hacer que llegue antes este momento en que finalizan las rabietas?

Por una parte hemos de procurar que en la etapa anterior (la del apego) el niño esté correctamente apegado: un niño inseguro tardará más en pasar esta etapa de independencia. Así que si quiere que su hijo sea autónomo, mímele todo lo que pueda cuando sea pequeño. Para adquirir la independencia se necesita seguridad y la seguridad se adquiere con un buen apego.
Una vez haya llegado a la etapa de las rabietas – berrinches , hemos de intentar que se solucionen cuanto antes. Nada de esto se dará si coartamos su deseo de separarse de nosotros, ya que lo único que se obtiene “intentando” que no se salga con la suya es un niño sumiso o rebelde (depende del tipo y grado de disciplina o autoridad empleada).
Normalmente si les “ignoramos” suelen volverse más sumisos y dependientes (otro día os explico los mecanismos psicológicos de ignorar conductas), aunque lo que vemos es un niño que se doblega y “parece” que mejore en sus rabietas. Pero la causa que provoca esa rabieta sigue en él y se manifestará de otra forma (ahora o en la adolescencia).
Sé que es difícil acordarse de todo ante una rabieta infantil. Sé que es difícil razonar cuando estamos a punto de perder la razón. Sé que es difícil, y por eso, ante la duda de no saber como actuar, intente querer a su hijo al máximo porque él lo estará necesitando, ya que las rabietas también hacen sentirse mal a los niños.

Quiéreme cuando menos me lo merezca porque será cuando más lo necesite”
o lo que es lo mismo: “intenta ponerte en mi lugar porque yo también lo
estoy pasando mal”.


Este texto fue escrito por Rosa Jové en Abril del 2006 a raíz de una petición para un hilo de un foro donde se tocaba el tema de las rabietas en crianza.

Conoce tus derechos


Despidos

El embarazo no es un motivo lícito ni legal para despedir a una mujer. Las mamás deben saber que la ley las protege ante este tipo de despidos o cualquier discriminación similar.


La directiva 92/85/CEE, en su artículo 10, prohíbe despedir a una mujer trabajadora desde el comienzo del embarazo hasta el final de la baja por maternidad.La empresa sólo podrá despedir cuando haya una regulación de empleo.En este sentido, el artículo 52 d del Estatuto de los Trabajadores considera la maternidad como no computable a efectos de despido objetivo.
Del mismo modo, la empresa tampoco puede despedir a una mujer por solicitar o hacer uso del permiso para la lactancia o de otros derechos laborales relacionados con la maternidad.


Permiso de lactancia

Respecto al permiso por lactancia, el Estatuto de los Trabajadores en su artículo 37.4 establece lo siguiente:
• Por lactancia, las trabajadoras que tengan un hijo con menos de nueve meses de vida tienen derecho a una hora de ausencia del trabajo, que podrán dividir en dos fracciones, de media hora cada una.
• La mujer, por su voluntad, también podrá sustituir este derecho por una reducción de la jornada normal en media hora con la misma finalidad. Este permiso podrá ser disfrutado indistintamente por la madre o por el padre en el caso de que ambos trabajen. La concreción horaria y la determinación del período de disfrute del permiso de lactancia y de la reducción de jornada, corresponderá al trabajador, dentro de su jornada ordinaria.
El trabajador deberá preavisar al empresario con 15 días de antelación la fecha en que se reincorporará a su jornada ordinaria. Además, la duración del permiso de lactancia, se incrementará proporcionalmente en los casos de parto múltiple.
También se podrá disfrutar del permiso de lactancia acumulándolo en jornadas completas en los términos previstos en la negociación colectiva o por un acuerdo con la empresa.


Permisos durante el embarazo

La trabajadora embarazada goza de ciertos permisos, tal como recoge el Estatuto de los Trabajadores y la nueva Ley para la igualdad.
Además de la baja por maternidad y el permiso de lactancia, la mamá trabajadora dispone de algunos permisos durante el embarazo para la realización de exámenes prenatales (ecografías y visitas al ginecólogo).También tiene permisos para asistir a los cursos de preparación al parto. Tanto para las visitas médicas, como para los cursos preparto, no se precisa establecer una duración determinada del permiso. (ET Art. 37.3) Cabe destacar que estos permisos siempre son mejorables por acuerdo entre la trabajadora y la empresa, o por convenio colectivo.

El mercado laboral y la maternidad

La semana pasada en un programa de TV3, Els matins, hubo un debate sobre el mercado laboral y la dificultad para ejercer la maternidad. Varias mujeres invitadas, de diferente perfil y ocupación, opinaron y explicaron sus experiencias y vivencias. Cada una afrontó el momento de acuerdo a su situación laboral y familiar. Creo que cada una vamos haciendo todo lo posible para poder disfrutar de nuestros hijos y familia y a la vez, aportar de alguna manera a la economía familiar, ya sea trabajando fuera de casa o cuidando a los niños.

¡Nos gustaría conocer vuestra opinión!

La siesta de los bebés y los niños


El escritor español Camilo José Cela decía que la siesta es el yoga ibérico. El momento sagrado para relajarse. En realidad es una costumbre muy antigua. La palabra siesta procede de la expresión "hora sexta" que usaban los romanos para identificar el periodo entre las 14 y las 16 horas. Tradicionalmente es en este espacio de tiempo que se echa la siesta.

"La siesta es un período en el que el cerebro precisa de un breve descanso (entre las dos y las cuatro de la tarde.)Por eso tenemos sueño en este periodo de tiempo. La digestión produce un pequeño estado de sueño que se une a la siesta", afirma el conocido neurofisiólogo Eduard Estivill, quien acredita que "la siesta para los niños hasta los cinco años es imprescindible".

Es muy difícil encontrar un bebé al que no le guste echar una siesta después de comer o después de una jornada de mucha actividad. Los expertos insisten que el sueño de los niños es tan importante cuánto su alimentación. Al dormir, los niños reponen energías y relajan al mismo tiempo. El hábito de "echar la siesta" es fundamental para su desarrollo. Por esta razón, los padres deben insistir a que sus hijos echen la siesta por lo menos, según los expertos, en los cinco primeros años de vida.

El momento ideal para una siesta

La observación es lo primero. Busca identificar en tu bebé algunas señales que indiquen que él tiene sueño. Señales como: demasiada quietud, inapetencia por el juego, deseo de acostarse, irritabilidad, bostezos, restregamiento de ojos, interés por el chupete o el biberón, etc. Cuando el bebé presente algunas de estas señales, no esperes mucho para acostarle. Un bebé muy cansado encontrará dificultades para conciliar el sueño. El primer paso para el estreno de una siesta es trazar una rutina cuanto al horario, el ambiente, los hábitos. Se empieza creando un ambiente adecuado para su descanso. Su habitación debe estar tranquila, confortable y a una temperatura agradable. [...].

Cada bebé o niño es un mundo distinto. Reaccionan de diferentes formas a sus necesidades de sueño. Pero, normalmente, suelen obedecer a algunos horarios de siesta. [...].

Las siestas regulares pueden mejorar el sueño de la noche.

la siesta no es solamente un parón en el día para que el bebé recargue energías, sino que es una parte importante de su desarrollo pues favorece un nivel avanzado de aprendizaje conocido como abstracción.

Hacer esa pausa les ayuda a asimilar lo aprendido y dejar espacio para nueva información. Tras un periodo de sueño, retienen mucho mejor los conceptos.

Pequeñas pautas para aprender a compartir


los bebés pueden establecer vínculos afectivos con otros niños a una edad tan temprana como los 8 meses, y a menudo lo hacen Lo que falta a esta edad son simplemente algunos de los cimientos más maduros de la amistad como escuchar, responder y hacer turnos. Estas son algunas cosas que puedes hacer para ayudar a tu hijo a mejorar su habilidad para crear amistades:




Ten dos de cada juguete.
Cuando tu niño pequeño juega con otro, parece estar en su propio mundo y, al mismo tiempo, es muy consciente de lo que está haciendo su compañero de juego. “Los niños de entre 1 y 3 años de edad observan las acciones del otro y luego tratan de repetirlas”, El juego asociativo es una forma excelente de que los niños aprendan unos de otros, pero también es una de las razones por las que los niños pequeños se pelean tanto. Ariel ve a Ana acostando cuidadosamente a una muñeca, por ejemplo, y decide que eso parece divertido. Como aún no conoce el arte de la negociación, Ariel simplemente agarra la muñeca, aunque eso implique morder o golpear para lograr hacerlo. Ana, naturalmente, empieza a dar alaridos. La mejor forma de solucionar esta situación, de acuerdo a Segal, es tener algunos juguetes favoritos, como camiones, muñecas, animales de peluche, bloques y rompecabezas, por partida doble.


Mira el reloj.
Hacer las cosas en el momento adecuado es de vital importancia para los niños pequeños. Hacer una cita para que tu hijo juegue con un amiguito durante las últimas horas de la tarde, cuando está irritable, es buscar dificultades. Lo mismo sucede con las sesiones de juego demasiado largas, sobre todo para pequeños menores de 2 años.De media hora a una hora es lo más recomendable para empezar. Si tu hijo parece estar divirtiéndose, podrías decidir dejarlos jugar otro rato.

Elige juguetes grandes.
Los parques infantiles son excelentes para los niños de esta edad porque están llenos de “juguetes” de gran tamaño. Dos niños pequeños no pueden arrebatarse una resbaladilla, y aunque es posible que riñan sobre quién se va a deslizar primero o quién se subirá antes al columpio, por lo general se divierten mucho. Algunas estructuras, como los subibajas, tienen que usarse conjuntamente. También en tu casa tienes juguetes de gran tamaño.

Mézclalos.
Invita a niños mayores, como por ejemplo niños en edad preescolar, al grupo de juego de tu hijo pequeño. Te asombrará ver que las cosas marchan mucho mejor. Como los adultos, los niños mayores son capaces de adaptar su juego para satisfacer las necesidades de los miembros más pequeños del grupo. Pero, a diferencia de los adultos, los niños en edad preescolar pueden utilizar sus propias experiencias y recordar los tipos de juegos que les gustaba jugar. Lo mejor de todo es que les encanta asumir el papel de “mami” o “maestro” y les gusta ser el niño grande del grupo, para variar.


Llama “amigo” a su amigo.
Aunque suene muy sencillo, simplemente identificar a otro niño como el amigo de tu pequeño puede ayudarle a comprender lo que es la amistad y por qué la valoramos tanto. También puedes hablar de tus amigas, como por ejemplo "La mama de ana es amiga de mami."


Olvida por completo los juguetes.
A veces los niños se divierten más cuando no hay juguetes cerca. “Lleva a los niños a la playa o a tomar un helado”, se emocionarán juntos con la experiencia compartida.” Y cuando no hay juguetes es más probable que busquen diversión el uno en el otro. Sube el volumen del estéreo con canciones divertidas y míralos saltar felices. Si tienes cierto talento musical, toca algo mientras cantan una canción. También podrías llevarlos a dar un paseo al parque o a algún otro lugar adecuado para disfrutar de la naturaleza; a los niños pequeños les encanta recolectar cosas. O déjalos acostarse en el pasto y mirar las formas cambiantes de las nubes en el cielo. Es una forma placentera de pasar una tarde, o al menos unos minutos, con bulliciosos niños de entre 1 y 3 años.



Natación para bebés


El agua es un instrumento de enriquecimiento básico del niño desde los primeros meses de vida extrauterina.
La natación para bebés o matronatación se define como una actividad juego-placer-estímulo-experiencia-afectiva.


Lo que llamamos natación para bebés poco tiene que ver con el nadar, al menos con lo que la mayoría de personas entienden por aprender a nadar, ya que este planteamiento no se podrá lograr hasta los 4 ó 5 años. Antes de esta edad los niños son demasiado pequeños para desarrollar autonomía en el agua y adquirir los movimientos de la natación. Por lo tanto hay que aclarar que una cosa es el disfrute y el dominio y otra muy distinta aprender a nadar. Esto es algo que los padres han de tener muy claro.

Los recién nacidos están perfectamente dotados de una variedad de reflejos que hacen posible el progresivo desarrollo de una conducta adaptada al medio en que se desenvuelvan, en este caso el agua. Limitar las experiencias del primer año a la estancia en la cuna o en el cochecito de paseo significa reducir el desarrollo tanto físico como intelectual de nuestro bebé, en un período crítico de su vida. Todos los psicólogos y pedagogos reconocen la importancia de los primeros años en la vida del individuo y, a pesar de ello, seguimos sin prestar la atención necesaria hasta la entrada en la escuela. El objetivo más importante de esta actividad se centra en reforzar el vínculo de amor y confianza entre la madre y el bebé, haciendo que ambos compartan una experiencia original, única e irrepetible, fortaleciendo la relación afectiva y cognitiva entre bebé-mamá-papá. Además, por si esto fuera poco, se van a crear situaciones de juego, dentro de un ámbito lúdico y recreativo.

Pero existen otros muchos beneficios que aportará la natación para bebés, algunos casi tan importantes como los ya señalados:

Beneficios que aporta la natación a los bebés:

  • Desarrollo psicomotor: El bebé que aún no camina encuentra en el agua la posibilidad de moverse tridimensionalmente, siendo mucho mayor la libertad y continuidad de movimientos. A muy temprana edad comienzan a tener nociones de desplazamiento y distancia de una gran riqueza y sensibilidad, lo que redundará en una mayor coordinación motriz.
  • Fortalecimiento del sistema cardiorrespiratorio: La natación fortalece el corazón y los pulmones. Debido al trabajo respiratorio que se realiza en el agua se aumenta la eficiencia en la oxigenación y traslado de la sangre.
  • Ayuda al sistema inmunológico.
  • Aumenta el coeficiente intelectual: Está demostrado que los bebés que han hecho natación en los 2 primeros años de vida desarrollan una percepción mayor del mundo que los rodea con lo que ya están aprendiendo a ser más creativos y observadores. El agua estimula la capacidad de juego del niño y este hecho repercutirá positivamente en aprendizajes futuros.
  • Mejora y fortalece la relación afectiva y cognitiva entre bebé-mamá-papá: La realización de un programa acuático para un bebé le llevará, junto con sus papás a compartir situaciones ricas y profundas que no sucederán de otra forma pues se van a juntar las reacciones innatas e instintivas del bebé con las propias vivencias que genera la práctica de la natación, que sin duda ayudaran al conocimiento mutuo, alimentando el amor y orgullo de mamá y papá.
  • Inicia la socialización sin traumas en un ambiente lúdico y recreativo, desarrollándose como personas y su entorno de una forma natural. La convivencia en la piscina con otros niños le ayudarán a relacionarse mejor, además de que aprenderá a compartir y realizar actividades junto a otras personas. El niño adquiere mas confianza para comunicarse y desarrollarse en grupo, ya que estará en constante contacto con instructores y niños.
  • Desarrolla las habilidades vitales de supervivencia.
  • Ayuda al bebé a relajarse.
  • Ayuda al bebé a sentirse más seguro.

Preparativos en casa:

Los preparativos para la natación del niño de pecho comienzan inmediatamente después de abandonar el hospital. Esto será de mucha ayuda cuando vayas por primera vez a la piscina. Principalmente con ello se persiguen tres fines:

  • Reducir paulatinamente la temperatura del baño de nuestra casa a la temperatura de la piscina, unos 32 grados.
  • Hacer que el bebé se familiarice con el agua.
  • Acostumbrar a los padres a manejar al niño con total seguridad.

Está más que demostrado que los 32 grados centígrados de temperatura del agua de la piscina es la óptima para realizar la actividad, sin embargo, las primeras veces que bañemos en casa a nuestro bebé la temperatura deberá ser mayor. Evidentemente una disminución brusca alteraría su bienestar. Por eso hay que reducirla gradualmente.
<!--[if !supportLineBreakNewLine]-->Las primeras veces que bañes al bebé lo harás en su bañera pero después podrás meterle contigo, así podrás sujetarle y moverle mejor que desde fuera. Cuando decidas hacerlo no sostengas a tu bebé cuando entras o sales de la bañera, puedes caerte o resbalar; lo mejor es que el padre que no se mete esté fuera para ayudar. La temperatura ya habrá disminuido al menos hasta los 34 grados como máximo.

Ante todo tendrás que dar al niño, mediante un intenso contacto corporal, sensación de seguridad. Es posible que muestre algo de malestar por la nueva situación pero enseguida se sentirá a gusto y empezará a patalear, especialmente si hacemos presión con nuestras manos o muslos contra las plantas de sus pies.

Existen multitud de formas para coger a tu bebé mientras ambos estáis en la bañera pero recuerda que las primeras veces la posición tendrá que ser de forma que el niño te vea. Una de ellas (ver foto al margen izquierdo) podría ser mientras tú estás sentada en la bañera (bien segura/o de no resbalar), apoyando al niño de espaldas en tus piernas y rodillas con sus pies en tu barriga, sujetando su cabeza con una mano y la otra libre para acariciarle, mojarle el pecho, etc.

Otra posición sería apoyando la espalda del bebé en tu pecho, cogiéndolo por la cabeza, con las palmas de las manos y los dedos hacia abajo. No le sujetes ni por el cuello ni por la espalda. Espera a que esté bien relajado, cuando esto suceda, ve estirando tus brazos hacia adelante poco a poco mientras él flota. Observa cómo el bebé flota.

Después de realizar este par de ejercicios coge al pequeño y chapotea un poco con el agua, seguro que él también lo hace. Échale unas gotas de agua por la cabeza. Al rato y a la orden de "listos, ya" vuelve a echarle agua pero esta vez en la cara.

Es importante que mientras realizas estos pasos en la bañera no haya jabón en el agua.
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La edad del niño y sus horarios.

Es recomendable esperar hasta los 3-4 meses de vida, para llevar al bebé a la piscina. Algunas escuelas de natación no los aceptan hasta los 6 ó 7 meses, pero esto sólo significa que las instalaciones no están suficientemente preparadas para bebés de menor tiempo, básicamente por la temperatura del agua.
Puedes empezar las clases cuando realmente te sientas segura/o, pero deberás de tener en cuenta que a partir de los 8 ó 9 meses el bebé perderá algunos reflejos innatos muy importantes que sin duda serán muy útiles. Por eso los bebés menores de un año se adaptan al agua más rápidamente que los niños mayores. El miedo al agua se adquiere conforme el niño va creciendo; mientras más tiempo esté apartado del agua, probablemente desarrollará sentimientos de desconfianza y hasta fobia, que posteriormente dificultarán en muchos de los casos, el aprendizaje de la natación.

La elección del horario, como otras muchas cosas, lo elegirá el propio bebé. Deberá ser a una hora en la que no tendrá que dormir ni comer. Esto es importante para que las sesiones de natación no perturben el ritmo diario habitual.

Otra cosa de deberás tener en cuenta es el tiempo que el pequeño permanecerá en el agua de la piscina. Las primeras sesiones serán cortas y podrán ir aumentando progresivamente hasta los 20 minutos como máximo. De todas formas ya se ha dicho que será el propio bebé quien marque este tipo de pauta, si ves que tiene frio, está incómodo o llora demasiado le sacas de la piscina. No te preocupes por pensar en no aprovechar las clases.

Requisitos que debe cumplir la piscina.
  • La temperatura media del agua deberá estar a 32º.
  • El nivel de cloración del agua deberá estar entre el 0,5 y el 0,6 % (las de adulto están al 1%).
  • Es recomendable que la piscina sea cubierta y climatizada, y que cumpla con los requisitos higiénico-sanitarios establecidos.
  • La zona de vestuarios donde se cambiarán a los bebés deberá estar climatizada y cumplir las normas higiénicas.
  • Si los vestuarios están alejados, se puede cambiar al niño en los bancos que están en el recinto de la piscina.
  • Evitar los horarios de máxima concurrencia, por el ruido.

La primera visita a la piscina.

El bebé necesitará un tiempo para aclimatarse al nuevo entorno (temperatura, espacio, ruido, gente, etc.). Lo normal es que el profesional asignado a tus clases te enseñe las instalaciones. Lo habitual es que no estés solo y tanto tu bebé como tu tengáis compañeros de piscina nuevos. Aprovecha para intercambiar opiniones con otras mamás o papás y si tienes dudas pregúntale al técnico que os acompaña. Poco a poco el bebé se irá relajando.

Con toda la tranquilidad del mundo, y ya en la piscina, cambia a tu hijo en un lugar donde no haya corriente. Sentaros al borde del vaso. Asegúrate de la profundidad, es obligatorio que esté marcado con pintura en el mismo borde; pregunta si dudas al técnico. Lo habitual es que mida entre 0,50 y 1 metro. Si ves que tú solo no puedes sentarte pide ayuda para que te sujeten al bebé mientras tu te sientas junto a él o te metes en el agua.

Coge al pequeño entre tus brazos y llévatelo al pecho, háblale en tono tranquilizador. Date un pequeño paseo por el agua mojando poco a poco. Esto para ser el primer día es más que suficiente.

El técnico o monitor os explicará todo cuanto necesitéis saber. Recuerda que el verdadero profesor no será nadie más que tú, el monitor solo os irá dando pautas y recomendaciones de actuación.

El método utilizado nunca debe “presionar” al niño para que aprenda a flotar. Se trata de que le pierda miedo al agua, si lo tuviera, lo vea como algo lúdico y se divierta. Importa más que la experiencia sea grata a que consiga la flotación. Si el método de enseñanza es bueno, los niños no tienen por qué pasarlo mal o mostrarse reacios a acudir a la piscina. Los padres no deberían obsesionarse porque sus hijos aprendan técnicas de supervivencia (como la flotación) o de movimientos. Lo fundamental es que adquieran el gusto por el agua.

Si por miedo, por dificultades económicas o por cualquier otro motivo los padres presionan al niño para que consiga objetivos en un tiempo corto, los efectos serán probablemente justo los contrarios a los que se buscaban. Además, a estas edades, los niños tienen una percepción muy intensa de lo que ocurre a su alrededor, y muy pocas vías de expresión de sus temores, muchas veces reducidas al lloro y otros síntomas no orales.

Si la experiencia resulta demasiado traumática, dejará secuelas durante el resto de su vida. Hay que crear un ambiente relajado en el que tanto el propio niño como los padres y el monitor disfruten de las clases y se inspiren confianza mutua.

Fuente:


  • Liselott D., Lothar B., Hermann H.. El niño aprende a nadar. Miñón. Valladolid, 1978.
  • Riad Boudaki, Natación para bebés, pautas básicas. Comunicaciones técnicas, nº 5, 1992.
  • María Castillo Obeso. Los bebés y el agua: una experiencia real. Comunicaciones técnicas, nº 1. 1992.
  • Lauren Heston, ¡Al agua, patos!. RBA Libros, 2000.
  • http://www.i-natacion.com/


Cómo ayudar a tu hijo a ser sociable


Si tu hijo ha desarrollado ansiedad ante los extraños, no te preocupes ni te avergüences. Los bebés normalmente empiezan a ponerse nerviosos ante los extraños aproximadamente a los 7 meses de edad. Si llora cuando lo pones en los brazos de un familiar distante, por ejemplo, tómalo de nuevo en tus brazos y deja que se acostumbre poco a poco. Trata de que se sienta cómodo en tus brazos mientras la otra persona está cerca. Luego haz que le hable a tu bebé y juegue con él mientras tú lo cargas. Luego entrégaselo a la otra persona un momento y permanece cerca. Finalmente, trata de salir de la habitación durante unos minutos y observa qué sucede. Si tu hijo llora, inténtalo de nuevo. “Entra y sal de la habitación, y a la larga tu hijo estará seguro de que, aunque no estés presente en ese momento, siempre regresarás pronto”


A los niños de 1 a 3 años les va bien tener a su alrededor a otros niños, aunque pueda parecer que los niños pequeños no son muy sociables, sus amistades son muy reales para ellos.“Si llevas niños a un grupo de actividades para niños o a algún otro tipo de reunión con otros padres e hijos, encontrarás a dos nenes que naturalmente tienden a acercarse uno al otro”, dice. Lo que falta a esta edad son simplemente algunos de los cimientos más maduros de la amistad como escuchar, responder y hacer turnos.


Si tienes un nene 2 ó 3 años que te parece egoísta, no te preocupes pensando que quizá lo has malcriado: los niños de esta edad son egocéntricos por naturaleza. Aun así, es importante aprovechar la oportunidad de enseñarle buen comportamiento (decir “por favor” y “gracias”, felicitar a alguien por haber hecho algo bien, compartir) y tu nene pronto aprenderá. Asistan a grupos de juego para que tenga la oportunidad de estar con otros niños. Pronto aprenderá cómo crear y mantener amistades, y tendrá una vida social activa.
foto de nuestro espacio de encuentro "CRIANÇA DOLÇA" donde tu niño compartira cariño.








En defensa de las vacunas, Carlos Gonzalez


Carlos Gonzalez Medico, pediatra y fundador de la Asociacion Catalana Pro Lactancia Materna (ACPAM), ha ha publicado libros como Besame mucho, Un regalo para toda la vida: Guia de la lactancia materna.

Recientemente ha escrito un nuevo libro en defensa de las vacunas, motivado por los padres que no vacunan a sus hijos porque creen que son inútiles, innecesarias y hasta peligrosas o las tres a la vez, afirma que los padres que no vacunan a sus hijos estan mal informados, han leido libros, e información de esas que atacan a las vacunas.

En este nuevo libro, el pediatra Carlos González desmonta con su habitual ironía, los argumentos de quienes están en contra de las vacunas, y anima a los padres a no dejarse engañar y a seguir protegiendo la salud de sus hijos. La vacunación, afirma, es una de las prácticas médicas que más sufrimiento, dolor y muerte han evitado. La historia de las vacunas es la historia de la lucha contra enfermedades que durante siglos se han cobrado un terrible tributo en vidas humanas. Algunas, como la viruela, han sido vencidas y ya no es necesario vacunar contra ellas. Pero otras todavía acechan, y varios países industrializados han sufrido brotes y epidemias de sarampión, difteria o tosferina cuando el número de niños no inmunizados aumentó, debido a la propaganda antivacunas.